Los besos verpertinos
en gritos traducidos,
el tiempo espeso
que antes era vida
se secó y es yeso
sólo tapa heridas.
Cada amanecer distinto
deja futuros inciertos,
la ruleta del destino
no sabe dónde acertar
pero te muestra caminos
disipa algunos miedos
cicatriza el humo.
Tanta incertidumbre
y tú y yo nos miramos
tanto cansancio acumulado:
luego nos abrazamos,
tanto instinto acorralado:
por fin lo liberamos.
Y él en sus nubes
sonriéndole al tiempo
atrapado en sus manos
bailando sin miedo
a ritmo y en bucle
mi corazón en su puño
y en el otro el tuyo.
Le enseñaremos el mundo,
regalo de estar vivo,
sin marcarle el rumbo
sólo peligros
a enfrentarlos con fuerza
sin miedo alguno.
El día menos pensado,
antes de que se tuerza,
alcanzaremos la cima
apostaremos el resto:
tacharemos la lista,
mientras tanto,
apenas se me ocurre
amémonos lento
no hay ninguna prisa