El dolor aprieta
y sólo quedan grietas.
Alma rota y magullada,
encías sangrantes,
ni una mirada
que comprenda
cual es mi hambre.
Todo parece distinto
y sin embargo,
no hay distinción.
Todo es igual
detrás del cristal
no hay emoción.
Todo sucumbe
cuando más cerca
está de la cumbre,
no hace que merezca
la pena luchar.
Y pese a todo
luchamos
y creemos
que ganaremos.
Y no hay solución
ni rendición
ni victoria.
No hay gloria
que la pena valga.
Por eso,
Tus ganas traga
y atraganta
tanta desesperación
acumulada
en este rincón
en estas letras.
No hay nada
que pierda
nada que arda.
Ninguna piedra
que tumbe
mis palabras.
¿Ya alcanzaste
la cumbre
y notas como
se hunde?