Mi musa me abandonó,
ya se marchó,
me dijo que el amor
nunca la retuvo aquí,
anclada junto a mí,
pero aún así,
este dónde esté
me da fuerzas para escribir
ya no por ella, ni sobre ella,
sino por mí, sobre las cosas
que me hacen vivir,
día a día, sin melancolía,
sin pena por su partida
porque, aún lejos de mí
sigue siendo parte de mi vida,
y sin ella,
no tendrían sentido
muchas de mis letras.
Siempre será mi musa,
parte fundamental
de mi poesía confusa,
espero que esté dónde esté,
aún recordará,
que su imagen en mi cabeza
un día dio alas y rienda suelta
a ésta pluma,
que con tanta locura
dibujó en estas letras
bellezas y metáforas
de su literatura.
Sin importarme que pensará,
seguro de que éstos versos
le harán pensar,
sin preocuparme que dirá,
seguro de que éstas letras
le harán hablar,
lo que dirá, me da igual,
puesto que éste poema
tan sólo es para recordar
que ya no está aquí,
aunque pensar en ella,
aún me da fuerzas para escribir.