Me encontraste esparciendo
cenizas de hojas escritas
unas pocas con el viento
otras pocas en la brisa.
Abrasando mis palabras
con el abrazo de fuego
para luego ir pidiendo
un poco de hielo
que enfrie sentimientos
y congele el aire de cristal.
Me encontraste habitando
mi propio universo
mis planetas sus versos
y no había estrella sin poema,
ni fragmento sin letras,
ni trofeo sin espera,
ni concierto.
Las cenizas cruzaron
infinitos y charcos
sin instinto ni aliados
llegaron a nado o volando
hasta tu lado y ahogaron sus penas
en tu pelo y misterio, apenas
descubrieron tu secreto,
si hubo algun recelo
cayó a mis pies, muerto
envenenado de cielo,
de tu firmamento
que difiere un tiempo de mi techo.
Es la distancia que a veces separa
la que nos ha unido, aunque se para
en el mismo sitio
cansada de estorbar,
cansada de ser una forma de vicio.
Sólo puedo enseñarte mis letras
o escribirte este poema, para que sepas
que desde tu mundo
has divisado mi universo
y que te hundo en estos versos
para imaginarte en mis sueños.
En tu recuerdo habita el mío
y en mi silencio oigo tu voz
sin haberla oído,
sin buscarlo ni quererlo
has conseguido un rincón en mi cerebro
con su trozito de corazón disperso.