He perdido la cuenta
de cuantos versos escribí
a la luz de la luna,
y a falta de vacuna,
me convertí en cuenta cuentos
ya sólo invento historias,
intentos, donde plasmar
la realidad que presencio.
Este es mi lastre
tener la inspiración
ligada a mi catre,
bajo la almohada
se esconde mi hada,
me dice al oído,
me susurra que ha venido
a inspirarme letras,
me dice:
«Coge el lápiz y hazme diosa,
coge el boli, escribe cosas
que hablen de como te sientes
de que es lo que sientes
cuando miras tras tu ventana,
cuando miras como gira el mundo,
sin futuro,
que más da si todo acaba,
si todo muere,
y tú con tus papeles…»
Estuve herido de muerte
y mi dolor fue fuente
de inspiración,
el surtidor,
dónde manaban mis versos,
fue todo un reto,
explicar la confusión
que generó el dolor
en mi centro,
pero todo es preferible
todo es digerible
si tengo delante algo
dónde pueda escribir…
y rueda el boli sobre el papel
o suenan teclas al anochecer.
La felicidad también
llamó a mi puerta,
algunas veces,
la recibí con letras de bienvenida,
rimas infinitas,
le pagué con creces
todo lo que vino a ofrecer,
yo sólo me dedico a poner
las letras unidas en armonía,
es mi pan de cada día,
manchar la nada con palabras
moldeadas día tras día….