Ser en ti…

Mis latidos son atroces cuando te aproximas
bajo esas luces ocres vespertinas,
me miras, te miro,
segundos suspendidos de tu pelo
mientras la luna mengua en el cielo
mi lengua como un escalpelo,
succiona la saliva de tu boca,
secciona y desliga tu razón, luego provoca
en tu tierno corazón
suspiros crispados de deseo.
Tu cuerpo es como un laberinto, yo soy como Teseo
pero me pierdo entre tus piernas sin quererlo
y acabo incendiándolas como un pirómano,
cristales, pinchazos en mi estómago
denotan que soy preso de tu mirada
puñales clavados, son tus ojos como ópalos.

Mis dedos se arrastran suspicaces
pero muy capaces de inundar tu piel
de derramar tu miel, mi hambre, mi sed.
Estás hecha de nubes, eres mi cielo
el universo entero entre mis manos,
todas mis caricias son fuegos avivados,
todos tus suspiros son gemidos aliviados
y yo puedo parecer mezquino y agraviado
por todos los besos que no me has dado
y sin embargo soy tan afortunado
pudiendo reducir el espacio
que separa nuestros labios.

Mi boca navega por tu dermis
como barco a la deriva,
sin brújula pulula sin ninguna prisa,
mi amor es ingenuo, inocente y algo verde
y por eso, se estrella en tus escollos
pero se las ingenia para salir airoso,
acaba naufragando entre tus senos
y así despacio los explora con besos suculentos,
eres luz y eres misterio, sinónimo de bello,
navego por tu ombligo, tiendo a lo desconocido,
me apego a tu vientre y siempre
mendigo un poco de cariño,
resbalo hasta Venus y pregunto:
¿es esto el paraíso?
Como respuesta tus suspiros…

Eres toda pasión por descubrir,
yo sólo quiero elevarte y divulgar
que entre tus brazos encontré mi lugar
sólo quiero ser en ti…

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