Qué puedo darte

Al cielo le robé su altura
para alcanzarte a ti la luna,
pero al mirarte,
descubrí el universo entre tus dedos
enborrachado de tu locura.
Que puedo darte,
que no te hayan dado ya.

El cielo derrumbado y gris,
ha aplastado hasta mis huesos,
se ha colado en estos versos
y me acosa con  preguntas
de que hice con su altura.

Guardé en un cristal
mil lágrimas de sal,
pero al mirarte,
descubrí al ancho mar,
esperándote, alli dónde tu vas.
Que puedo darte,
que no te hayan dado ya.

Mientras las lágrimas,
ahogaban mis latidos,
se colaban  de escondido
firmando estás palabras
con lo agudo de mi alma.

Sembré en un jardín de fértil tierra
tuyas, para tí, todas mis letras,
pero al mirarte,
descubrí a tus pequeños pies:
inmensidad, jardines más de cien.
Que puedo darte,
que no te hayan dado ya.

La fría tierra engañada
me ha enterrado bajo un lecho
de hojas secas cubrió mi pecho
mojada, húmeda tiritó mi pluma
desconsolada pidiendo ayuda.

Cielo, mar y tierra
me miran disgustados
se han confabulado
para que no pueda darte nada,
algo, que no te hayan dado ya…

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