He aquí el silencio,
Pregúntale y no hallaras respuesta
Háblale y no esperes que te escuche
Miéntele, no importa si no te cree.
Este es el silencio y esta su condena.
Los finales buenos, bonitos y gratis no existen por eso este final no va a ser ninguno de los tres, simplemente será un final como tantos otros, perdido en la inmensidad del olvido.
Cuando ya creía estar libre, sin ser presa del tormento del qué pensará, sin estar atado a sus ojos ni pendiente de sus labios. Cuando ya creí haber escapado de todo, la he vuelto a encontrar. No sé si es ella o no lo es, no sé si quiero que lo sea o no me importa. Sólo sé que aunque creí estar bien escondido y guarecido tras mi escudo de sentimientos, de un sólo roce lo ha desvanecido todo, dejándome indefenso como la otra vez, como tantas otras veces.
Si es la misma poco me importa. La veo con otro disfraz, diferente, pero debajo de tanta hojarasca sé que se esconde el mismo juego, aunque quizá de matices extraños, es el mismo tira y afloja. Me gustaría decir que esta vez estaba preparado, pero esa, no es la realidad. No lo estaba y sin embargo me defiendo mejor que antes.
No quise creer que fuera yo el destinatario de su esencia, pero al parecer, como siempre, estaba equivocado. Tampoco sé, si miento al decir que no siento nada, porque realmente no sé lo que siento. La palabra es confusión. Torbellinos de confusión. Confundido y desorientado me retiro de la luz de esta luna, no es mi camino, ni lo será hasta que logre tenerla o alejarla. No es un buen final, los buenos finales no existen, solo es un final más. Volveré si el año nuevo logra borrarla por momentos, si logra borrar está maldita soledad.
He aquí la soledad,
Acompáñala y no hallarás recreo
Ámala y no esperes nada más
Déjala y sólo ansiarás encontrarla.
Ésta es la soledad y esta es su condena.