Los acordes suenan viejos
ya no sonríe mi reflejo
ni las notas se entrelazan,
y es una lástima
las lágrimas rebasan
límites impuestos
Llora el cielo y lucho
siempre en desventaja,
dejé atras la mordaza
pero hablo y no me escucho
aunque sigo en equilibrio
y acecha el vértigo,
pero es solo un vestigio
el miedo es mi testigo
Siempre es definitivo
y agobia el todavía
aún no he decidido
enfrentar el tiempo
cuando sea el momento
aceptaré mi guía.
El ritmo es peregrino,
fugaz y fugitivo,
siempre es perseguido
todavía sin alivio,
aún sin un resquicio,
nunca hubo destino
aunque estaba escrito
languidece perdido
la espera fue un martirio,
al final del camino
la tumba es un castigo,
la vida fue el abrigo
