Bajo la sombra del sol encontró cobijo
este pobre cazador de olvidos,
su calor adormilado
ha hecho nudos en mis venas
y así la sangre que no corre, desfallece
y apenas desemboca desaparece
golpeando sonora mis sienes
con los tambores del culpable.
Nunca hallé descanso más cansado,
si aún cuando reparo en ello
sigo inmutable
y no persigo aquello
que derramó destellos en mi mañana,
pobre traidor del alba
que pretendes si no llamas,
¿a quién engañas?
si cuando buscas no te hayas.
Hay extraños en mi cuerpo
agudas voces atroces
atronan en mi cerebro
mutilando el pensamiento
devorando mis recuerdos
y poco a poco me convierto
en un amasijo de huesos
los maldigo, poque aún siento,
aunque solo es cuestión de tiempo
que hallen corazón y semtimientos,
de momento no pierdo la razón,
pero sí me pierdo yo.
Me observo,
en la laguna de mi mente
y no me reconozco aparentemente,
antes le escribía versos a la luna
y ya no la soporto
con su estúpida canción de cuna
y su maldita cara oculta
que nunca se inmuta
ante mi llanto y mis plegarias,
no soy un santo,
pero si he gastado mis sandalias
buscando mi camino
cuando no hay sendero definido
y mis pisadas
tras mis espaldas son arcaicas
y olvidadas…
¿He perdido el alma?
¿Ya no son sinceras mis palabras?
Si hay algo que me define
son mis versos
pero nunca me eximen
de mis defectos
es el precio de esta guarida
en la que me refugio
del sucio suburbio
en el que existe mi vida
resiste amiga mía
solo es cuestión de un mal día
aunque maldiga y blasfeme
se que con el tiempo desaparece
y todo vuelve a su ciclo,
se completa como un círculo
es nuestro símbolo
porque la historia se repite
se muerde la cola y no desiste
de nuevo se transforma
en tu día a día…