Extiende el instante hacia el infinito, haciendo que todo tenga sentido, no me importa mi destino si al final el silencio todo lo ha de cubrir, como manto áspero surgido del principio de los tiempos. El silencio mudo espectador, ante el surgir de la más antigua de las gemas: el principio de todo. La sabiduría atrapada en vetas negras, demuestra que la oscuridad no siempre irradia maldad.
La piedra de los deseos, esconde en su oscuro centro la verdad única. Emisor del rayo negro que separa la materia del vacío, la carne del alma, lo mundano de lo divino. Frontera infranqueable con barrotes de ónix negro, entre sus oscuras aristas me encierro a solas con mi alma, intentando descubrir porque vivo encarcelado…
Destierro autoimpuesto, castigo inhumano. Sólo queda una salida, traspasar la frontera de lo inmaterial, desafiar el rayo negro y cruzar de un mundo a otro. No estoy preparado y aún así el ónix me incita a adentrarme en él y descubrir sus misterios y verdades. ¿Estoy preparado? Sólo quiero conocer la verdad, saber si es para mí, el ónix debe saberlo la verdad está oculta en su centro…
