Él creía en la belleza,
como los hombres antiguos,
el pintaba la belleza
en las curvas de su lengua,
tantas palabras bonitas…
Ella creía en un sueño velado
dónde las niñas no crecen,
pero él la miró tan tierno.
Las miradas mienten,
no así los besos.
Él vivía la belleza,
aún le divertía la inocencia.
¡¡Engáñame a mi también!!
Así podré ser un simple juguete
en las manos de una niña triste
que no sabe en que creer…
Ella vivía como alma en pena
siempre buscando dónde amarrar,
pero en alta mar no hay puertos
sólo vastos océanos
y pocos encuentros.
El creía en la belleza,
en la de ella y en cualquiera
y ella sin nada en que creer
se olvidó de vivir,
¡Hasta la muerte es bella!
