Con este encanto desencantado,
juego a los dados con la razón,
en cada apuesta busco una respuesta
y una solución,
a mi eterno problema y a ésta eterna espera
llena de obsesión.
Muchas tiradas no han bastado,
y más de mil han sobrado
y aún así, nada claro he sacado
y vuelvo a tirar,
y vuelvo a apostar
y como no, de nuevo
vuelvo a fallar.
Hay una cara oculta en cada dado
que nunca me ha salido,
nunca la he sacado,
quizá nunca ha existido
y yo siempre la he esperado.
¿Y qué sale en esos dados?
sale seis, tal vez no lo veis
pero sin duda son seis
los motivos para declararme perdido
por un juego de manos.