Me descubrí observando
como mueves tus labios
al pronunciar mi nombre
tan tarde y tan de noche,
caricias de silencio,
perfume de horas muertas
no esperaré al tiempo,
no hay tiempo para esperas.
Es peligroso lo que acontece
cuando el brillo en tus ojos aparece
se desvanece mi cuerpo
y es atraído como el sueño
hacia tu velado lecho.
Misterios y secretos,
despuntan bajo tu almohada
recuerdos y desvelos,
son dueños de tu cama.
Es la gravedad del amor,
de tu amor,
que tiende un hilo invisible,
hebras de tu voz,
hacia lo imposible:
mi corazón…
Dos corazones se atraen,
caen en la canción
se dejan llevar se hunden,
funden sus claves de sol.
Es la gravedad del amor,
de mi amor,
que teje melodías increíbles,
neuras sin razón,
solamente audibles
en tu corazón…
Me descubrí enganchado
a tus pequeñas manos,
y moldeabas mi cuerpo
con tu cálido aliento,
al acariciar silencios,
robabas mis encantos,
no nos queda tiempo,
no hay tiempo para engaños.
Sólo quiero engancharme a tu alma,
unir nuestras almas,
más allá de la cama.
Sólo quieres atraparme en tu centro,
unir nuestros centros,
en un único cuerpo.
Es la gravedad del amor,
nuestro amor,
que se hace invencible,
tiene tanto valor,
y a la vez tan sensible,
así es nuestro amor.
