Hoy muere una estrella

La noticia apareció por primera vez en las revistas especializadas, el viernes 22 de agosto, pero la gran mayoría de la población si no lo ve por televisión no le hace mucho caso. Excepto unos pocos privilegiados, el resto ignoraba el alcance de este acontecimiento hasta que el día siguiente, las principales cadenas de televisión del mundo se hicieron eco de la noticia, anunciando la tragedia venidera a bombo y platillo.

Las televisiones anunciaban con precisión milimétrica el día y la hora exacta de la muerte, situando ésta para el martes 26 de agosto a las 19:57:32, hora de Grenwich. Una parte de la población mundial tomó una postura de indignación, desesperación y absoluta impotencia ante la noticia. Acusaban a los científicos de tan impresionante error. ¿Estaba enfermo? Si lo estaba, ¿cuál era la enfermedad? ¿por qué no se tomaron medidas contra ello? ¿es el fin? En el resto de la población sencillamente se desató el caos total, despojado de cualquier disfraz anunciaba la verdadera naturaleza del ser humano, sus primigenios instintos. Hubo millones de suicidios colectivos, asesinatos, robos, atentados y miles de crímenes más. La desesperación era tal, que la gente se sentía totalmente impotente y se derrumbaban a llorar desconsolados por todas partes, cadáveres por todas partes, incendios, destrucción. No había sitio donde huir, no había sitio donde esconderse y lo más terrorífico de todo es que la gente lo sabía.

Científicos fueron asesinados en todo el mundo como ‘castigo y represalia’ por su falta de cálculo y de previsión, pero ya no había nada que ellos pudieran hacer. El hecho de que no hubieran podido predecirlo con mayor antelación sólo tenía una simple y clara respuesta absenta de matices: simplemente era imposible, ya que no se habían producido ningún tipo de cambios que presagiaran su muerte hasta el viernes.

Se declaró la Ley Marcial en casi la totalidad de los países del mundo, las sectas proliferaron y salieron de sus escondites y su mutismo anunciando a gritos el fin del mundo, la Iglesia cristiana instigó a sus fieles a rezar y limpiar el alma para el juicio final, hasta que el mismísimo Papa fue asesinado por sus obispos y todo el Vaticano cayó con él. Los gobiernos de cientos de países cayeron irremediablemente, presidentes asesinados, familias reales quemadas vivas, la locura desatada y la destrucción que la acompañaba fueron tales que en tan sólo tres días, más de un tercio de la población mundial murió asesinada o acabó con su propia vida.

Los que consiguieron sobrevivir hasta el lunes noche, salieron a la mañana siguiente a contemplar por última vez el amanecer. Pero ni siquiera la estrella fue benévola con ellos, alrededor de las 7 de la mañana (hora de Grenwich) se observó un gran destello en todo el mundo, incluyendo la zona en la que aún era noche. La inmensa luz y energía que se desprendió de la estrella dejó ciegas a la totalidad de las personas que se hallaban en ese momento despiertos y vivos. Duró menos de un minuto pero fue suficiente para que millones de incendios se desataran en todo el mundo, incluso algunas personas en el ecuador terrestre ardieron por combustión instántanea.

Hasta que finalmente llegó la hora señalada. A las 19:50 minutos los que aún conservaban su vida y no habían quedado ciegos por la intensidad de la explosión matutina contemplaban horrorizados el cielo. Familias enteras abrazadas miraban el firmamento, llorando y suplicando por sus vidas. Muchos de ellos rezaban en silencio, esperando aún que en el último mometo un ángel abriera las puertas del cielo y franqueara la entrada a los desdichados. Pero si tal angel existía debía de haber muerto porque llegó la hora y el cielo no se abrió para acoger las almas mortales.

19:57:25…
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19:57:34… Pasó la hora y nada ocurrió, millones de personas volvieron a llorar pero esta vez de alegría, cantaron y bailaron. En alguna parte del mundo un adolescente les recordaba a su familia, que permanecían abrazados en el jardín de un parque, que la luz del sol tardaba en llegar ocho minutos a la tierra…

20:05:30…
20:05:31..
20:05:32… Y el Sol dejó simplemente de brillar y de proporcionar luz y energía a la Tierra. A la mañana del miércoles nada caminaba sobre la tierra, ningún ser vivo respiraba de su aire. La vida había desaparecido completamente, congelada, y La Tierra, cuna de la vida se convirtió en una tumba helada para la raza humana…

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