I belong to you… You belong to me too

Parece que está muerta, a simple vista lo parece, pero un segundo vistazo me descubre que no es así. Está viva, el corazón late y su respiración no ha cesado, es entrecortada pero aún así la mantiene a flote. ¿Por qué se mantiene siempre arriba? Lo fácil sería dejarse llevar y que el arrullo del mar te arrastrara. Pero no, con sus garras se aferra a la vida, una vida que le han quitado ya no es suya, ¿de qué le sirve sino puede vivirla?

Sé que aguanta porque estoy a su lado, siempre lo he estado: le pertenezco y ella me pertenece, no cabría esperar otra cosa. Siempre ha sido así y siempre lo será hasta el fin de los días. Sin embargo en esta vida es más díficil. No debería haber pasado no se lo merece, ni ella ni yo. No debería haber pasado íbamos demasiado deprisa. Todo fue por mi culpa, ella no tendría que estar en el suelo, sino yo. Ahora está gimiendo, dice que tiene frío la cojo con mucho cuidado entre mis brazos y sin embargo está caliente. Es su sangre chorrea por mis brazos cálida, sus heridas… Intenté taponarlas utilizando mi camisa pero en algunas la sangre no cesa de manar y con ella se escapa la poca vida que le queda.

No hay nada que decir, las palabras son vanas… Siempre, desde el principio nos hemos conocido, somos dos mitades de un mismo ángel dos almas gemelas que siempre han estado juntas. Pero ahora es diferente se va y no me hace falta ser médico para saber lo evidente: ha perdido mucha sangre. Sus ojos me imploran… Por sus mejillas resbalan lágrimas, no son por la muerte, no le importa morir si lo hace a mi lado, pero ahora es diferente, se enfrenta sola a esta empresa. Lloro de impotencia, no quiero perderla, ahora que acababa de volver a encontrarla. Grito hasta quedar afónico cuando emite su último aliento. Su última frase ha sido «te esperaré».

Ya no me importa nada, la abrazo fuerte muy fuerte hasta que quedo empapado con su savia vital. No quiría perderla, no ahora. Sé lo que tengo que hacer. Me levanto de su lado tras dejarla suavemente sobre el asfalto, con un charco de sangre a su alrededor. Me levanto y por primera vez me doy cuenta de que estoy muy mal. Creo que tengo unas cuantas costillas rotas, además de una herida muy fea en la frente por la que me chorrea mi sangre. Siento que el mundo empieza a darme vueltas, estoy mareándome. Al fin y al cabo no será necesario quitarme la vida, se irá sóla, porque no es nada sin ella. me derrumbo de rodillas a su lado. Le cojo la mano mientras me tumbo a su lado protegiéndola hasta en la muerte y me abandono a la oscuridad. Iré a buscarla, porque me pertenece y yo le pertenezco…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Volver arriba