Sabes que te quiero,
desde el día
que vi a tu pelo
robarle destellos al cielo
y esperaba esta cita,
cada vez que veía mirarme
a tus ojos
que ahora me invitan
a morder tus labios,
y bucear en tu boca
a mi lengua le toca
sembrarte de besos varios
que fueron bajando,
y me dio miedo en tu cuello
llegar a tu pecho
y seguir besando
mientras suspirabas
recorrían mis manos
tu espalda arqueada
y tu cuerpo temblaba.
Esparcí el deseo,
en tus senos
en forma de besos sinceros
y ahora ya creo
que ahora y siempre,
tus caderas me enseñan
que vale la pena
engancharme a tu vientre
y bajar despacito,
poco a poco aprendiendo
el dulce sabor
que tiene tu ombligo.
Agitada te mueves,
y en tu rostro
tus suaves mejillas
rosadas se vuelven,
explota la pasión
si busco entre tus piernas
rotos los pedazos
de mi corazón.