Sólo un resquicio
De brasa ardiente
Me trajo a la memoria
Lo que el cuerpo siente
Cuando tembloroso
Al tuyo se une
Y fundidos
Nos desborda el calor.
Y el espíritu humilde presiente
Que con lágrimas de ardor
Se anegó la razón.
Desesperados, unidos, fervientes
Nos besamos tu y yo
Lenguas traviesas que juegan
Con llamas de nuestro amor.
Jadeante y sufrido amante
Saturé mi visión
Con imágenes de un dulce ángel
Que se entregó a mi pasión.
Sinuosos, recónditos caminos
Me llevan a tu prisión
Sin pesar recorrí uno tras otro
Con las yemas de mi ilusión.
Desvanecí, queriendo ansioso
Arrojarme de deseos a ese pozo
que velado guardabas
en las praderas de tu agitación.
Incauto, entregado, sumiso
Encadene mi alma a tu piel
Ignorando que un lazo tan fuerte
No se ha de romper.
La ternura, dulzura y efusión
Rigió nuestro amor
Aun cuando el cansancio cruel
Liberó nuestra unión.