Debería dejar de lado mi pasado
y aceptar el yugo del futuro,
pero tengo suficiente,
con permanecer presente en estos días
y no parecer ausente todavía,
que aunque mi mente vuele
no pretende escapar de ésta vida mía
sólo encontrar una sinfonía con sentido
y un obejtivo para todos mis días.
Que yo, como todos,
tengo mis pájaros en la cabeza
y una princesa a ratos que se queja
de no ocupar demasiado espacio,
allí dentro,
dime, ¿cuántos cuentos crees que guardo?
¿cuántos milagros?
Debes saber que es un camino arduo
el destino de éste tauro,
así es el cauce de éste río
que lloró un sauce malherido,
con sus recodos y desvíos
y sus barcos arrastrados
que no bajan vacíos…
Todos tenemos historias que contarnos,
y así aguantamos otro tanto,
por ciento de letras desperdiciadas
otro talento y sus miserias
y mis ideas dejándose llevar por la histeria colectiva
de éstas palabras fugitivas que me infectan,
patética es mi iniciativa
y su carga lectiva algo optimista,
es como un virus que afecta a mi vista
y hace que vea las sílabas vestidas de rimas,
in situ, forma parte de mi espíritu,
es mi arte, mi vehículo para expresarme
las utilizo con desperdicio pero sin disimulo
son los versículos que adornan mi mundo insulso.
Cómo buen discípulo de ésta maestra vida
dejo que la casualidad decida
acontencimientos no fuerzo
en sentirlos y describirlos me esfuerzo
y luego fluyo en silencio,
pero con el orgullo,
de otro día más y su epílogo
un jeroglífico lleno de símbolos,
que luego sueño,
y grabo con mi lápiz, no uso bolígrafo
es más suave el grafito
con él me identifico,
tiene aún tantas cosas por decir,
es tan negro su interior como mi corazón.
Cada día es un paseo por las nubes,
males presagios hoy obtuve
y así supuse que de nuevo mi libreta
sería el aseo de ésta urbe.
Hoy es mal día,
y en ésas borrascosas cumbres,
por las que anduve,
son hoscas sus criaturas y confunden melodías,
destrozando partituras,
sin hacer caso a la luna y su batuta
y así las notas de mi vida apática
se han convertido en una pesadilla trágica.
