Tu recuerdo es un placebo:
no calma ni cura tu ausencia,
no olvidarte es mi condena;
pero como te explico
que después de tantos años
me he vuelto adicto
imagino encuentros que no fueron,
sueños que no han sido;
ahora que somos extraños
atisbos de un secreto
cuando ya no importa
aún te echo de menos.
Ese es mi problema
arrastrar despedidas,
tantas, demasiadas
que me he vuelto especialista
en descubrir defectos
atrapar excusas
tenues, leves
soy cazador de culpas.
Perdí los inviernos
al querer tan por encima
y el calor de sus cuerpos
al despedirme atropellado,
nunca hago prisioneras
prefiero el olvido
aunque haya lágrimas
el verano conmigo
sus horas cálidas
templan mis palabras.
Entre tantos adioses
temo haberte despedido
siendo mi calma,
fui un cobarde al irme
nunca supe como seguía
al pensarlo ne asfixié
me arrepentí ese invierno,
un poco tarde lo hice,
te escribí una carta…
Soy un cobarde al recordarte
pero estoy triste:
«se me esta olvidando tu sonrisa»,
en mi cabeza un quizás
para toda la vida…