El reloj hiere y vuela
sus agujas pequeñas
arrancan días afilados
cortos y fugaces,
de mis torpes manos.
Ensayo mi propio olvido
andando los días
que me quedan de esta vida:
juntando momentos,
mi pago el tiempo.
Aprendí a dejar morir
tantos recuerdos
después de tanta deuda
pensé en rendirme
iba ganando el miedo.
Lo demás no vale nada
solo esos instantes
escuetos y brillantes
las cosas sencillas
sin ninguna máscara.
Ahora temo el final
sin ningún legado
me asomo al abismo
las veces que he herrado
con furia me miran
el dolor es masivo…