Vuelvo de nuevo a esta tierra
sembrada de pasos tuyos,
para preguntar:
¿Por qué nos pudo el orgullo?
Ríes y lloras mientras te encuentro,
dices: “¿por qué has vuelto?
te creí perdido
¿por qué no regresas
a donde habite el olvido?”
Vengo a reclamar
el ruido de tus pasos
al pasear, cogidos de la mano,
no tenías derecho,
eran nuestros.
Vengo a reclamar
esa amarga sal que derramaste
en cada suspiro de tus ojos
no tenías derecho,
yo la recogía, era mía.
Vengo a reclamar
nuestra charla al atardecer
aquel beso al anochecer
y lo dulce de tu saliva,
que anunciaba cada despedida.
No sigas, no podía estar contigo
no era suficiente, para ti mi abrigo
y con tus palabras de doble filo
me desangraste en cada verso,
no pude seguir tu juego
temí no alcanzar a la que amabas
y confundirme yo, entre tus sábanas.
A quién amaba yo creí
que sin duda era a ti,
pero si estás confusa,
si tienes dudas,
no hay ninguna prisa
no te preocupes
tenemos toda una vida
para descubrirnos al despertar
y dormirnos entre abrazos.
Añoro tanto tus besos
llenos de deseo
y lo suave de tu vientre
te llevare siempre conmigo
incluso, donde habite el olvido.
Y si no lo haces, iré yo
dónde me guíen tus letras
que no son perfectas
pero sí son mías
y las hecho en falta
cuando no encuentran el camino
por favor, llévame contigo
que aún seguimos vivos.