Nunca he estado tan triste,
son recuerdos infantiles,
tus tímidos ojos vuelven, tan felices,
a enredarse entre mis versos
como antaño, mezclábamos juegos.
¿Quién me lo iba a decir?
No hagas que me arrepienta
de no haberme dado cuenta
que temblaba tu voz, en mi presencia
ahora vibran tus ojos al verme,
y no es coincidencia
que perciba en el aire, tu esencia.
Creo que podría ser una señal
que oiga de tu corazón el palpitar.
No recordaba tu pelo
y me parece aún más delito
haberme privado de su color.
no tienen mérito
las palabras que digo
sólo las escribo
para oír tu voz mientras dices:
«¡Que felices, que cosas más tristes
que me escribes!, ¿me sigues?»
Te sigo, con la misma vibración de tu alma
cuando callas y me miras
con temblor en tus pupilas,
¿qué harías si te muerdo?
Hay rubor en tus mejillas,
y tus ojos tiritan
¿acaso me invitan
a acurrucarme entre tus labios?.
Te voy a besar te digo,
si quieres, te lo escribo.
