Se me escapa la vida
y sigo hurgando la herida
que yo mismo me inflingí.
Parece mentira
como si ésta salida
no estuviera aquí.
Ese día aún,
no ha acabado de existir
y mientras,
se hace demasiado evidente
que mi mente no puede acorralar
las dudas en un mismo rincón,
y se vale del presente
para enterrarlas días atrás.
Un lugar para pasar
un poco de eternidad,
a veces, veo el tiempo volar
y me dejo arrastrar
por su aire de fugacidad.
Por la pared suenan tres
y se ven venir, tras ese cristal
el silencio seguido de la ausencia
y la soledad enganchada a su presencia.
Y te da la llave
que abre la puerta del reino,
encierra en la celda dos besos
que sean sinceros
y enciérrala con ellos,
la llama arderá
si la dejas arder sin preocuparte
por qué quemará
quizá incendie los besos
o el deseo que también esta preso.
Andamos justos de celdas
no los reprimas más
que los sentimientos
se llevan mal
con los barrotes de hierro.
Sabes que no me apetece ver el día
lo único que quiero
es seguir hundido todavía
asomado a la ventana
con el agua al cuello
te miro y sólo espero
un poco de sinceridad
en tus tristes ojos
que me miran
con un aire de necesidad.
Si llegamos al final
por qué vuelves a incordiarme
con esos tristes recuerdos
¿crees que yo no me acuerdo?
siempre y todavía
mi alma se convierte en poesía
cuando andas demasiado cerca.