Me enferma tu sonrisa,
me recuerda las caricias
de tus pequeñas manos
cuando empezaron las heridas,
tú me gritaste: ¡¡despierta!!
no podemos seguir asi.
Tú siempre fuiste una delicia
yo me aferraba a lo imposible
antes tú y yo.
No soy buen jugador
me gusta apostar todo a una
pero no hay carta perfecta,
cruzamos un par de manos
y supe que dolerías:
mi desesperada apuesta.
Tú te volviste efímera
yo permanecí anclado
sólo tú y yo.
El tiempo sembró las grietas,
yo intentaba ser el mismo
ya no temblaban mis piernas
ni te encontraban mis manos
corrías buscando otros caminos,
mentiras en mi cabeza.
Tú no ocultabas lo evidente
yo pecaba de inocente
siempre tú y yo.
Y en las pausas me preguntaba
ser cobarde por quedarse
o por huir sin mirar atrás;
te digo adiós con mis manos,
ser valiente por permanecer
o por huir aunque duela más.
Tú ya te habías despedido
yo estaba tan perdido
nunca tu y yo